jueves, noviembre 09, 2006

La Danza ...


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Lo de siempre, por favor, primero cargar la música. Ojalá les guste.
Compositor: José Ávila . Intérpretes : Grupo Los Folkloristas.




Tum, tum, tum,
tum, tum, tum,
tum, tum, tum ...

El sonido del huehuétl (1) rompía el silencio de la noche ...

Tum, tum, tum,
tum, tum, tum,
tum, tum, tum ...

El rítmico sonido viajaba con el viento frío, llevando a todos los rincones del centro de la ciudad, su lúgubre lamento.

Sí ...
Esa noche el huehuétl (1) no cantaba,
esa noche su sonido no era alegre.

Tum, tum, tum,
tum, tum, tum,
tum, tum, tum ...

Esa noche sonaba muy profundo,muy grave, muy solemne.
Era la noche del dos de Noviembre.
La noche del miquizilhuitl (2) ,la noche del día de muertos.

Atraídos por el sonido, fuimos llegando hasta aquél lugar, hombres, mujeres y niños de todas las edades; llegamos en parejas, en grupos, en familia ... y solos, también muy solos.

Así, solo, llegué hasta el sitio preciso donde estaba por iniciar la representación de la danza azteca del
día de muertos.
Me fuí directamente a admirar la ofrenda tradicional que ahí habían instalado, por fuera de un círculo de flores y veladoras.
Estaba sacando mi cámara del maletín cuando, siempre al ritmo del tambor, los danzantes ingresaron en el círculo de flores y veladoras y empezaron con la ceremonia.

Tum, tum, tum,
tum, tum, tum,
tum, tum, tum ...

El tambor seguía sonando. . .
De pronto, al sonido del tambor se unió el de las caracolas marinas que, usadas a modo de flautas u ocarinas, dejaban escapar un sonido profundo que, al combinarse con el del tambor, causaron un efecto casi mágico en todas las personas que estábamos ahí reunidas aquélla noche.
La música ancestral, el olor del copal (3), quemándose en el sahumerio y las flores de cempoalxóchitl (4), ayudaron a la imaginación a transportarnos a los tiempos en que los aztecas llevaban a cabo el hueymiccailhuitl (5), antes de la llegada de los conquistadores, cuando sus costumbres permanecían intactas y sus celebraciones eran auténticas y puras, sin adaptaciones, sin mezclas, sin pretensiones...








¿ Eh ? ... eso último no lo pensé yo, eso lo dijo alguien más ... pero, ¿ quién ? ...
- Eso lo dije yo - dijo de pronto una voz detrás de mí.
Giré la cabeza para ver quién respondía a lo que yo solamente había pensado y me encontré con un anciano enjuto de mirada fría y penetrante, que usaba un atuendo muy similar al de los danzantes que en ese preciso momento, iniciaban sus evoluciones, al ritmo ininterrumpido del tambor ...
Tum, tum, tum ...
Y de los cascabeles ó hueseras que adornaban sus pantorrillas ...
Shshshhhhh, shshshhhhh, shshshhhh ...

- Ne notoca Tonahuic - , me dijo el anciano.
- ¿ Que qué ? -, le pregunté .
- Mi nombre es Tonahuic -, respondió.
- ¿ Y eso qué significa ? -, pregunté de nuevo.
- Escalofrío -, fué su respuesta.
Y sí, efectivamente, en esos momentos, un escalofrío recorrió mi cuerpo, desde las plantas de los pies, hasta la punta del más largo de mis cabellos.
- Ese nombre ... ¿ es en lengua náhuatl ? - dije, tratando de no dar importancia al temblor que empezaba a sacudirme el cuerpo, sobre todo en las manos, con las que intentaba sujetar firmemente la cámara para que las fotografías no salieran movidas.
- Iquinyezqui - , contestó.
- ¿ Ehhh ? -. Una vez más, no había entendido lo que el anciano me había dicho.
- Así es - , me dijo, mientras me miraba con una expresión de impaciencia en el rostro.
Tum, tum, tum ...
Shshshhhh ...
Tum, tum, tum ...
Shshshhhh ...

Los instrumentos seguían sonando ...
Los danzantes seguían danzando ...
El olor del copal se hacía sentir con más fuerza, pues una de las niñas de la danza acababa de avivar el fuego del sahumerio, provocando que una pequeña nube de humo blanco y perfumado se elevara en poliformes volutas, después de rodearme por unos instantes, dejándome una sensación extraña en el cuerpo ... y en la mente.

- ¿ Usted también viene con los de la danza ? -, pregunté .
- No - , me contestó el anciano, - yo vengo de muy lejos, yo vengo del Mictlán (6) .
Su voz sonó muy formal, ceremoniosa y solemne al contestarme, así que, preferí no preguntar dónde estaba ese lugar del que decía venir.
- Cada año vengo desde allá, hasta acá, con un encargo de Xólotl (7)- , siguió diciendo, y su voz se volvía cada vez más grave, cavernosa, casi lúgubre .
No tuve que preguntarle cuál era ese encargo del que hablaba, él solo me lo dijo ...
- Vengo a vigilar que la danza del Hueymiccailhuitl se haga, y se haga como se debe hacer, como se ha venido haciendo desde el principio de los tiempos, desde que la gran raza Azteca fué creada - .

Ya para ese momento, estaba yo seguro que: ó ese anciano era muy buen actor y se tomaba muy en serio su papel, ó se había excedido al ingerir alguna substancia alucinógena, ó simplemente la cordura había abandonado ya su viejo cerebro.

- Porque debemos honrar a los muertos - , prosiguió ...
- Porque todos moriremos, todos iremos hacia la obscuridad del lugar de los descansos. Por eso debemos continuar danzando, por eso debemos seguir honrando a los muertos. -

Ya no pude decir nada ...
El viejo se alejó caminando cada vez más lento, hasta que desapareció de mi vista en la obscuridad de la noche.
En ese momento, la danza terminaba.
El tambor había dejado de sonar ...
Los danzantes saludaban a los cuatro puntos cardinales y con una última vuelta, salían del círculo de flores y velas, dentro del cual habían danzado , despidiéndose del público que se había congregado para verlos.

¿ Y el anciano ?
¿ Cómo me dijo que se llamaba ?
¡ Ahhh sí !
Su nombre era Tonahuic ...

Fuí hacia donde los danzantes compartían la ofrenda de maíz, frijol, fruta, dulces y pan con el público y todos respondieron lo mismo cuando les pregunté por el misterioso anciano.
Nadie lo conocía ni había escuchado jamás hablar de él ...

Conforme recibía la misma respuesta una y otra vez, me convencí de que :
O lo había soñado , o lo había imaginado , o simplemente era a mí a quien había abandonado la cordura ...
Tratando de no pensar en el extraño suceso, me apresuré a tomar una fotografía de la ofrenda, antes de que la desmontaran .
Pero cuando todo se terminó y me fuí de ahí, todo el trayecto a pie que tuve que recorrer hasta donde había dejado el carro, sentí la mirada del anciano clavada en la espalda, y sentía también su presencia , pero ya no lo ví más.
Habrá que esperar hasta el próximo dos de Noviembre para ver si regresa al mismo lugar, a presenciar la danza azteca del día de los muertos y , si está , tomarle una fotografía para convencerme de que realmente lo ví, y platiqué con él .
En fin ... ya se verá .


He aquí la versión en Video ...









Vocabulario Náhuatl :
(1) - Huehuétl : Tambor prehispánico de madera, tallado en forma de cilindro, hueco en los dos extremos, con tres patas en el extremo inferior y un parche de cuero en el superior. En el cuerpo del cilindro lleva grabados de figuras antropomorfas y/o zoomorfas. Se usa en todas las ceremonias y danzas aztecas y de otras culturas de México.
(2) - Miquizilhuitl : Día de muertos ( 1 y 2 de Noviembre ).
(3) - Copal : Resina obtenida del árbol del género Bursera sp. , que se quema en sahumerios y braseros, para que su olor y su humo blanco característicos propicien la comunicación con los dioses.
(4) - Cempoalxóchitl : Flor que se utiliza en las celebraciones del Día de muertos.
Nombre científico : Tagetes erecta .
Nombres comunes : cempoalxóchitl, cempasúchil, flor de muerto, cempoal, clavelón, flor de los veinte pétalos .
(5) - Hueymiccailhuitl : Gran fiesta de los muertos. Se celebraba en el décimo mes del calendario azteca, durante el Xocohuetzi ( caída de los frutos ), o sea, en la época de cosecha.
(6) - Mictlán : En la mitología azteca, era el nivel inferior del inframundo, donde iban los muertos comunes.
(8) - Xólotl : El animal, señor de la estrella de la tarde y guardián del inframundo. Ayuda a los muertos en su viaje desde la tierra al Mictlán.