sábado, agosto 12, 2006

Buscando Hadas ...

Él ya había oído hablar de las hadas, pero no le interesaba mucho el tema.
Es cierto que él era un poco fantasioso, sin embargo, creer en la existencia de seres diminutos con apariencia humana y con alas, le parecía demasiado, sobre todo, porque de un tiempo a la fecha, se empezaba a sentir viejo, cansado, desganado y falto de imaginación.
Una noche en que el aburrimiento amenazaba con apoderarse de él, recordó que, en muchos de los blogs que había visitado, mencionaban a las hadas, incluso recordaba haber visto, en algunos de ellos, vínculos hacia páginas completas dedicadas a éste tema.
Decidió echarles un vistazo.
- Para matar el aburrimiento - , se dijo.
Así que, escribió Hadas en el buscador de Google y quedó atónito al ver la enorme cantidad de opciones que arrojó la búsqueda ( 3' 520, 000 , para ser exactos ).
Solamente entró a algunas de éstas páginas para dar un rápido recorrido y conocer un poco más sobre los elementales, los seres de luz, o sea , las hadas.
La información que ahí encontró, no era uniforme, variaba de página a página, aunque algunos datos sí concordaban casi en todas, como la clasificación, el origen, los primeros avistamientos, entre otras cosas.
Conforme leía, se fué interesando más y más en el tema.
De la gran cantidad de información que había encontrado, algo llamó poderosamente su atención ...
De acuerdo a la mayoría de los autores de libros, artículos y páginas web sobre las hadas, éstas tenían una fuerte correlación con el agua, el aire, el fuego y la tierra.
La tierra ... y los bosques ... y los hongos.
Los hongos ...
Esa parte le interesó especialmente.
Él vivía cerca de un pequeño bosque donde recordaba haber visto algunos hongos...
El espíritu aventurero que residía dentro de él, empezó a despertarse.
Una idea estuvo dando vueltas en su mente por varios días.

Un sábado en la noche, por fin se decidió...
Iría hasta donde había visto los hongos, para fotografiarlos ... y para examinarlos en busca de alguna pista, alguna señal, alguna huella, algo, cualquier cosa que le insinuara que el lugar era visitado por las hadas.
Y por qué no, tal vez con un poco de suerte podría fotografiar alguna, tal y como supuestamente lo hicieran Elsie Wright y su prima, Frances Griffith, en Cottingley, condado de Bradford, Yorkshire, Inglaterra , en el año de 1918.
Su imaginación le mostró varios escenarios distintos donde él era aclamado y reconocido por haber obtenido las primeras imágenes de hadas reales, sin lugar a dudas, sin trucos , sin polémica.
Con todo ésto en mente, llenó una mochila con tres botellas de agua, cuatro barras energéticas, una barra de chocolate con almendras y un puño de pistaches; también revisó la carga de la pila de su cámara, acomodó ésta en su estuche, guardó el trípode en su funda, agregó un par de bolsas plásticas para cubrir la cámara en caso de lluvia, un impermeable y un sombrero y, por fin, en la madrugada del domingo, emprendió la marcha hacia el bosque con la emoción como compañera de aventuras.
Llegó a los linderos del bosque a eso de las seis de la mañana.
Todavía no amanecía, pero eso no le importó.
Encendió una linterna que había agregado a última hora, y empezó a caminar internándose en la espesura.
Al cabo de hora y media de camino, con el sol empezando su recorrido diario por el cielo, llegó al sitio donde había visto los hongos que andaba buscando.
Los vió desde unos seis metros antes de llegar, en un pequeño claro donde se filtraban unos pocos rayos de luz solar, que realzaban los colores naturales de las distintas variedades de hongos que ahí crecían; rojos, blancos, cafés, tintos...
A partir de ahí, avanzó muy despacio, semi agachado y con la cámara lista para disparar.
Así llegó hasta donde crecía el primer grupo.
Se tiró de panza al suelo y, siempre con la cámara en mano, se asomó debajo de ellos, buscando algo, no sabía qué, pero estaba seguro de saberlo cuando lo viera.
Tomó algunas fotos...
Había leído que algunas hadas vivían precisamente debajo de los hongos, así que ...
Buscó debajo de todos y cada uno de los hongos que ahí había y nada, ni rastro de otra cosa que no fuera tierra, restos de madera podrida, hojas en diferente estado de descomposicion y uno que otro insecto que no se mostró muy contento con un intruso metiendo la nariz en su territorio.
Tan absorto estaba en su inspección, que no escuchó los pasos de Esteban, un campesino que vivía cerca del lugar y que se acercaba con el ceño fruncido y un gesto de extrañeza al verlo tendido cuan largo era, con la cara casi pegada al suelo tratando, al parecer, de asomarse debajo de los hongos que él pensaba recolectar para la comida de ese día.
Lo estuvo observando por unos minutos, tratando de entender lo que veía, pero no pudo, así que decidió preguntarle :
- ¡ Oiga amigo ! , ¡ Buenos días !, ¿ Se puede saber qué está usté haciendo ? - .
Al escuchar aquéllo, él se sobresaltó visiblemente, volteó hacia donde provenía la voz y al ver a Esteban, se levantó sacudiéndose la ropa, mientras le contestaba.
- Buenos días. Estoy mirando debajo de éstos hongos buscando algún indicio de las ha..., digo, para ver si son comestibles, je. -
Cambió su respuesta por temor a que el desconocido se burlara de él.
Seguramente no entendería que un adulto anduviera buscando seres de fantasía, que además eran protagonistas de cuentos para niños.
- ¡ Ah ! , bueno, pos mire qué casualidá, yo vine hasta acá porque recordé que hace unos días, había visto ese montón de hongos, pero como estaban muy chiquitos, no me los llevé, los dejé para que crecieran un poco más, pensando en venir por ellos después.
Pero como usté llegó primero, pos ni modo, son suyos, ¿ Quiere que le ayude a cortarlos ? -
- No, gracias, contestó él, yo solamente tenía curiosidad. Mejor lléveselos usted.
Además, yo no sabría prepararlos - .
Esteban se quedó pensando unos instantes, y le dijo :
- Mire amigo, vamos haciendo ésto, los cortamos y se los llevamos a mi mujer que, no es por presumir, pero los prepara de chuparse los dedos. Además, mientras esperamos a que estén listos, nos echamos un tequilita que tengo guardado esperando tener con quién compartirlo, porque no me gusta tomar solo.
Entonces qué, ¿ Vamos ?. -
Él lo pensó sólo un poco, y como no tenía nada más importante qué hacer ese día, y como Esteban insistía en su invitación, y como ya había tomado las fotos de los hongos, y como tenía curiosidad por probarlos, pues aceptó.

Una hora después, llegaron a la casa de Esteban con unos veinte hongos en una bolsa y se los entregaron a su mujer. Se llamaba Sofía, supo él, después que los presentaron.
- Vamos sentándonos aquí -, dijo Esteban, mientras le ofrecía una silla de la mesa de la cocina.
Trajo la botella de tequila, dos limones, un platito con sal y dos vasos. Sirvió una generosa cantidad en cada uno, le pasó uno a él y le dijo, - ¡ Salud amigo!, ¡ Por el gusto de haberlo conocido ! -
- ¡ Salud ! - , contestó él, al tiempo que chocaba su vaso con el de su amable anfitrión.
Esteban empezó a platicarle sobre sus tierras, las más fértiles de la región; su perro, el mejor rastreador de todos los que conocía; su caballo que ahora estaba lastimado, pero era el más veloz de la comarca...
Él se limitaba a asentir con la cabeza y a pronunciar un distraído - ¡ Ajá ! -, de vez en cuando.
No le ponía mucha atención a la plática, por fijarse cómo preparaba los hongos la señora Sofía...

Los limpió muy bien con un trapo húmedo, después los cortó en trocitos.
Picó una cebolla, un poco de tocino, dos chiles verdes, dos tomates grandes y un diente de ajo.
Luego, puso una cacerola en la lumbre de la estufa y en cuanto estuvo caliente le echó un par de cucharadas de manteca de cerdo.
Esperó a que la manteca cambiara de color, para agregar el ajo y la cebolla.
Unos momentos después, echó el tocino.
Con una pala de madera, le movía de vez en cuando, - para evitar que se pegue - , pensó él.
Cuando el tocino estaba empezando a dorarse, agregó el tomate, los chiles y los hongos, agregó sal y un poquito de pimienta.
Los dejó cocinarse unos diez minutos a fuego bajo, sin olvidarse de moverlos de tiempo en tiempo...

El olor que impregnó la cocina, y la casa, y el olfato de él, era exquisito.
Ya estaba impaciente por probar aquél guiso de hongos.
De las hadas ya ni se acordaba...
- ¡ Listo ! - , dijo la señora al tiempo que ponía sobre la mesa la cacerola humeante, un canasto pequeño con un montón de tortillas y una salsa picante recién hecha.
- ¡ Ándele amigo !, ¡ Pruébelos ! - , le dijo Esteban.
Eso era lo que él estaba esperando para empezar a comer.
Agarró una tortilla, le puso un poco del guiso de hongos, lo aderezó con una cucharada de salsa y se lo llevó a la boca, no sin antes soplarle un par de veces, porque aquello estaba bastante caliente.
- ¡ Mmmmhh ! - . No pudo evitar exclamar.
Aquél sabor que inundaba su boca era lo más delicioso que hubiera probado jamás.
Se sirvió otro taco, y otro, y otro, y otro más, así hasta que la cacerola quedó completamente vacía.
- ¿ Qué le parecieron ?, buenos, ¿ No ? - , le preguntó Esteban, limpiándose los bigotes.
- Buenos no, ¡ Buenísimos ! , ¡ Deliciosos ! , ¡ Muchas gracias por invitarme ! , y a usted señora Sofía, por cocinar algo tan sabroso. Es usted una excelente cocinera - , contestó él, eufórico por la comilona y los tequilas que llevaba ingeridos.
Todavía se quedó un par de horas más en aquella casa donde lo habían atendido tan bien.
La botella de tequila se había terminado hacía ya un rato, pero Esteban había sacado otra que tenía escondida en el armario, para que su mujer no la viera, porque a ella no le gustaba mucho que tomara.
La tarde iba cayendo, en unas dos horas más obscurecería...
- Es hora de irme - , dijo él .
Agradeció una vez más a sus nuevos amigos todas sus atenciones, cargó sus cosas y emprendió el regreso hasta donde había dejado su automóvil.
Siguió el mismo sendero por el que habían llegado, así que pasó por donde, hasta esa mañana, habían estado los hongos que había fotografiado y que ahora iban en su estómago.
Los hongos ... las hadas ...
De pronto recordó a qué había ido hasta allá, originalmente.
Se quedó parado viendo hacia el suelo, en el lugar preciso donde habían cortado los hongos, sintiendo una especie de remordimiento, un sentimiento de culpa ... y entonces lo escuchó ...
Era un sonido como un murmullo, que parecía venir de todas partes al mismo tiempo.
Se quedó sin moverse y sin hacer ningún ruido, para intentar ubicar de dónde provenía ese sonido, que se iba haciendo un poco más fuerte.
No podía ubicarlo, pero empezaba a distinguirlo mejor.
Parecía como si muchas personas lloraran al mismo tiempo, como un sollozo grupal, como un triste lamento multitudinario.
Él sintió de repente mucha tristeza, pero realmente mucha, al grado de sentir unas incontrolables ganas de llorar.
El sonido aquél, seguía escuchándose. Y se oía más triste cada vez.
- ¿ Será por los tequilas que me tomé ? - , se preguntó.
Decidió irse de ahí lo más rápido posible.
Casi corrió hasta donde estaba su vehículo.
Se subió en él y rápidamente tomó la carretera que lo llevaría hasta su casa.

Nunca le contó a nadie su experiencia.
Pensó que nadie le iba a creer.
A veces ni él mismo lo creía.
Pero por si acaso, nunca más volvió a comer hongos, ni siquiera los champiñones que vendían enlatados en los supermercados y que tanto le gustaban.
No quería volver a quitarle su hogar a ningún hada.
No quería volver a sentir la profunda tristeza que lo había embargado aquél día.
Pero sí pensaba, después de un tiempo, volver al bosque, donde hubiera hongos, para seguir buscando hadas ...





19 comentarios:

@Intimä dijo...

Que bonito lo que has escrito,
tú llegaste a mi por cosas de hadas seguro, jaja
he tenido otros blogs y en ellos he dulcificado siempre la imagen con bonitas hadas, y pequeños duendecillos.
Soñar es vivir, es crear un cuento cada mañana es invitar a la infancia a no marcharse. Como el principito o como en el país de nunca jamás el que sueña con hadas o vive entre ellas tiene ganado una parte de inocencia que no perderá jamás.
Besitos de hadas alrededor de tu aura.

gabriella dijo...

precioso, me gusto mucho tu relato, adoro a las hadas y a los elfos, mi amor es un elfo enigmatico y lejano pero soy dueña de el, un beso y siempre espera a que ella levantara su rostro para ti

niza dijo...

el creer es algo que hace la vida mas hermosa... no importa en que creamos... lo importante es creer...

besitos circenses

sigo leyendo....

escorpiona dijo...

Siempre es bueno creer en algo y no perder la fantasía en nuestra vida.
Un saludo
Chau

Luna Agua dijo...

Hermoso relato y lleno de juego con los sentidos: el aroma, el sabor, el oído... mmmhh ya parecía disfrutar de esos hongos y el tequila.
Gracias por tus palabras en mi casa virtual.

Un abrazo

Ambar dijo...

Siempre en algun momento queremos volver al bosque dnde habitan las hadas, donde escuchamos sus voces o sus sollozos...
Y seguro cada uno tiene un pequeño lugar donde solo uno las encuentra..
Un beso enorme!!!

Ambar dijo...

Siempre en algun momento queremos volver al bosque dnde habitan las hadas, donde escuchamos sus voces o sus sollozos...
Y seguro cada uno tiene un pequeño lugar donde solo uno las encuentra..
Un beso enorme!!!

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu escrito.
Yo creo en las hadas!

Aquiles dijo...

Darilea, Gabriella, Niza, Escorpiona, Luna Agua, Ámbar, Eterna ...

Mil garcias por tomarse el tiempo de leer éste largo relato.
Al principio pensé en recortarlo, porque me parecía muy extenso, pero pensé que, como todas ustedes escriben, seguramente sí les gusta leer, así que decidí dejarlo así, con la única preocupación de si sería lo suficientemente interesante como para que lo leyeran hasta el final y bueno, creo que no todas lo hicieron,¿ o sí ?.
En fin...
Sólo quería hacer una aclaración, quien cree en las hadas, es " él ",
el personaje del relato, yo, hasta que no vea alguna lo haré. Mientras tanto, seguiré fotografiando hongos donde los vea.
Me gusta cómo lucen en las fotos, me parecen muy " fotogénicos ".

Una vez más agradezco sus visitas y amables comentarios.
Besos para todas y hasta la próxima.

BETTINA PERRONI dijo...

Como siempre... tus manos se conectan maravillosamente para ofrecernos un deleite de palabras...
Yo alguna vez igual busque hadas... algunas veces en mis sue;os y en momentos de incertidumbre creia verlas colgadas de largos hilos de plata... se mecian y algunas hasta cantaban... no cabe duda que el mundo elemental es fascinante... atrayente y magico.
Tus imagenes son preciosas, gracias por compartilo.
Un afectuoso abrazo

இலை Bohemia இலை dijo...

Saludos Aquiles...hermosa historia de hadas, ellas son como las meigas, de haberlas hailas...

Cuídate y nos leemos!!!

Aquiles dijo...

Bettina ...
Tu visita, gratificante como siempre.
Sabes que se te agradece.
Recibe también un abrazo de esos,
y uno apretado.
Hasta la próxima.

Aquiles dijo...

Bohemia ...
Pues eso dicen, pero hasta ahora no he podido fotografiar alguna.
Tal vez algún día ...
Un saludo afectuoso y cuídate tú también, ¿ De acuerdo ?.

lunilla dijo...

La creencia en hadas y otros seres mágicos hunde sus raíces en la noche de los tiempos y el recuerdo,TAMBIEN EN LA COSTUMBRE Y TRADICIONES DE LOS PUEBLOS.. de ésta creencia persiste en lo mas profundo de psique humana...aunque..espero poder encontrar alguna vez mi hada madrina.. besos

Supermamá dijo...

Preciosas Fotos...y seguro más precioso el paseo por los bosques que las abrigan...
Amo los bosques
Salu2

Supermamá dijo...

Preciosas fotos...pero seguro más preciso el paseo que has dado por los bosques para encontrar esos champiñones y retratarlos...
Me encantan los bosques..
Salu2

Aquiles dijo...

Blue ...
Precisamente por eso, cada vez que veo hongos, los fotografío, con la esperanza de lograr alguna imagen que demuestre la existencia de tan míticos seres.
Porque yo creo sólo en lo que veo, a diferencia del personaje del relato, que se quedó con la duda de si existen o no.
Gracias por pasar y comentar.
Besos para tí también.

Aquiles dijo...

Super mamá ...
Me da gusto que le hayan gustado las fotos, pero más gusto me da que haya pasado a visitar.
Gracias por eso.
Y sí, el bosque donde las tomé es precioso, aunque no es muy grande.
Me gusta mucho ir, aunque no pueda hacerlo tanto como quisiera.
Un saludo afectuoso y, una vez más, Gracias por la visita.

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJA

ME CAGO DE RISAAAA


LOGICO KE LAS HADAS SON INVISIBLES



Y NO SE DEJARIAN VER POR CUALKIER
HUMANO.....NI MENOS DEJARSE TOMAR FOTOS

PERO SI EXISTEN....