domingo, junio 18, 2006

El padre...

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Oye negra, ¿ Te puedo hablar ?
ya los chicos se han dormido,
así que deja el tejido
que después te equivocas.

Hoy te quiero preguntar,
por qué motivo las madres
amenazan a sus hijos
con ese estribillo fijo
de ¡ Ah, cuando venga tu padre !.

Y con tu padre de aquí
y con tu padre de allá,
resulta de que al final
al verme llegar a mí,
lo ven entrar a Caín
y escapan por todos lados.

Y yo, que vengo cansado
de trabajar todo el día,
recibo de bienvenida
una lista de acusados.

Tú empiezas con tus quejas
y yo tengo que enojarme
igual que hacía mi padre
al escuchar a mi vieja,
entraba a fruncir la ceja
apoyando a ese fiscal,
que en medio del temporal
se erigía en defensora,
lo mismo que tú ahora
que siempre me dejas mal.

Si los perdono,
¡ Qué ejemplo !, ¿ Es así como los educas ?.
Si los castigo,
¡ Eres bruto !, ¡ No tienes sentimientos !.

A mí, a mí que llegué contento
y no tuve más remedio
que poner cara de serio
y escuchar tu letanía,
a mí, a mí que me paso el día
pensando en jugar con ellos.

Yo sueño en llegar a casa
y olvidarme felizmente del trabajo,
de la gente y de todo lo que pasa.

Los hijos son la esperanza
y el por qué de nuestras vidas,
por eso nunca les digas,
¡ Ah, cuando venga tu padre !.

No quiero encontrar culpables,
quiero encontrar alegría,
que no me pongas de escudo
como lo hacía mi madre,
que consiguió que a mi padre
lo imaginara un verdugo.

Él llegaba y te aseguro
que se acababan las risas
y en lugar de una caricia
o hablarle como a un amigo,
lo miraba compungido
presintiendo una paliza.

Y el pobre, que me entendía,
sacudiendo la cabeza
escuchaba con tristeza
lo que mi madre decía
y que él, de sobra sabía.

¡ Que con éste no se puede !,
¡ Que me pinta las paredes !,
¡ Que trajo las suelas rotas !,
¡ Que la calle, la pelota !,
¡ Que me saca canas verdes !.

¡ A la cama sin cenar !,
aburrido me ordenaba,
mi madre me consolaba y yo,
y yo lo culpaba a él.

A él que había llegado
recién de trabajar, cansado
y ya lo había yo amargado
con todas mis travesuras.

Los hijos nunca analizan
el sentimiento del padre,
porque el brillo de la madre
es tan fuerte, que lo eclipsa,
sólo le hacemos justicia
cuando nos toca vivir
a nosotros su problema.

¡ Ay !, Si mi padre viviera,
¡ Qué recién lo comprendí !

Y, ¿ Por qué nunca me dijo
lo mucho que me quería ?
Si hoy yo sé cuánto sufría
al ver enfermo a su hijo,
porque me miraba fijo
el primer pantalón largo
y sé que, hasta me habrá besado
cuando yo estaba dormido.

Hoy, que todo lo comprendo,
¿ Por qué no estás a mi lado ?,
Por qué no estás ahora
para besarte bien fuerte, viejo lindo,
y ofrecerte mi cariño
a todas horas,
ves a tu hijo que llora,
pero llora con razón,
porque te pide perdón
pensando en aquellos días,
en que ciego no veía
que eras puro corazón.

Déjame negra, que llore,
¡ Es tan lindo desahogarse !.

En fin, veamos qué hacen
nuestros futuros señores,
¡ Mira esos pantalones !,
¡ Tápale un poco a la nena !,
sí, sí, ya sé, no me lo digas,
hoy se fué a la calle sola.
Acuéstate, rezongona,
mañana, mañana será otro día...

Autor : Héctor Gagliardi.

Declamador : José Francisco Stanley.


Hoy, 18 de Junio, se celebró acá en México, el Día de Padre , por esa razón me permití tomar prestado éste poema, para felicitar afectuosamente a todos los padres en su día.
¡ Muchas Felicidades !

Sobre todo a tí, Papá, aunque no sé exactamente dónde vives y tampoco sé si leerás ésto...
Ojalá que estés bien y, ¡ Gracias !, por haber puesto en mis manos mi primer libro y mi primera cámara .
Gracias también por los buenos momentos vividos cuando estabas con nosotros.
Te deseo lo mejor en esa nueva etapa de tu vida.
Sinceramente :
Aquiles.

lunes, junio 12, 2006

Mirando al cielo...






Ella siempre supo que era diferente...
El espejo se lo decía todos los días...
El espejo, y todos los hombres que se encontraba en la calle.
Incluso algunas mujeres se lo dijeron también.

Era diferente porque era hermosa.
Realmente hermosa.
Su hermosura era tal, que era imposible que pasara inadvertida.

Su hermosura siempre resaltaba.
Su hermosura siempre la destacó.

Pero también la alejó de los demás.








Esa belleza y ese porte impactaban, impresionaban, intimidaban.
Siempre se rodeó de una barrera de autosuficiencia e indiferencia que, como si fueran espinas, la protegieron de los demás.
La apartaron de todos.
Y de todo.






Siempre estuvo sola.
Sola con su orgullo.
Sola con su altivez.
Sola con su indiferencia.
Sola con su belleza.

Siempre creyó ser mejor que cualquiera.
Siempre creyó ser más importante que cualquiera.
Siempre creyó merecer más que cualquiera.
Siempre se creyó fuera de lugar.
Siempre creyó que se iría de ahí, hacia una vida mejor.





Pero esa vida nunca llegó...

Ella siempre se quedó ahí.
Esperando....


Con su belleza.
Con su porte.
Con su indiferencia.
Con su elegancia.
Con su altivez.
Con todo eso...




Pero sola...

Y yo ahí.
Desde lejos.
Mirándola.
Admirándola.
Deseándola.
Rondándola...



Pasó el tiempo...
Intenté irme de ahí, a recorrer el mundo.
Para intentar ser alguien.
Para tratar de olvidarla.
Para alejarme de ella.
Para dejar de pensarla.


Pero fué en vano...



Todavía la pienso.
Todavía la sueño.
Todavía la añoro.
Todavía la deseo.


Y todavía la veo.

Bella.
Hermosa.
Pero sola.
Muy sola.

Con la mirada perdida,
como si esperara algo,
ó a alguien,
viendo sin ver,
pero mirando siempre,
siempre mirando,
mirando al cielo...












miércoles, junio 07, 2006

Autorretratos...

En la vida de todo autor, invariablemente, llega un momento en que decide que es tiempo de salir del anonimato, que es el momento de darse a conocer, que el pseudónimo ya no refleja con fidelidad su personalidad, su interpretación del mundo, su forma de ser, su declaración de identidad...
Es entonces cuando decide que es tiempo de mostrarse tal cual es, sin tapujos, sin disfraces, sin caretas, sin antifaces.
Su yo interno le dice, ¡ muéstrate !, ¡ ya es tiempo de que te conozcan !, ¡ debes hacerlo !.
Y yo no soy la excepción.
Mi voz interior me dijo que era el momento de dar la cara, de salir del escondite, de asomar la cabeza y decir, ¡aquí estoy !, ¡ ésto soy yo !, ¡éste soy yo !...
Y aquí estoy...
Ésto soy yo...
Éste soy yo...
Pero para mí no es tan fácil mostrarme tal cual soy.
¿ Por qué ?, muy simple...
No siempre soy el mismo, no siempre me comporto igual, no siempre reacciono de la misma manera.
Soy, he sido y seré un ser cambiante, adaptable y complicado, escéptico y curioso, apasionado y erótico...
Por eso decidí mostrar aquí los tres autorretratos que pueden resumir mi forma de ser...





Éste es el primero...
Aquí pueden ver la imagen que muestro todos los días, mi marca personal, la cara que muestro al mundo...
¿ Mal encarado ?, ¡ Sí !...
¿ Serio ? , ¡ un poco ! ...
¿ Mal genio ? , ¡ a veces !...
¿ Mala persona ? , ¡ creo ( y espero ) que no ! ...








Éste es el segundo...
Ésta es la cara que pongo cuando alguien me quiere impresionar o intimidar con historias de hazañas y logros inverosímiles, inalcanzables e inconcebibles.
Dicho de otra manera, es mi expresión de respuesta a la presunción, a la prepotencia y a la intolerancia.
Es mi expresión de : ¿ En serio ?, ¿ Todo eso pasó ?, ¿ Todo eso eres ?, ¿ Todo eso me puede pasar ?...






















Éste es el tercero... y el más importante...
El más importante porque es la cara que pongo cuando veo a una mujer que me gusta...
Es el autorretrato de la pasión, la excitación, la vehemencia, el deseo, el frenesí, el ardor, el delirio, la fogosidad, que se resumen en ésta expresión...
Ojos entornados...
Trompa parada esperando beso... y...
Mejilla preparada para recibir cachetada y/o puñetazo de derecha o izquierda, dependiendo de la psicomotricidad de la dama en turno...
¡ Slap !, ¡ Auch !....



Invariablemente el golpe llega...
La humillación y la verguenza también...
Ya me he acostumbrado a ello...



Dicen que todos tenemos un alma gemela, incluso los feos como yo...
Quisiera creerlo...
Y sigo esperando encontrarla...
Tal vez algún día la encuentre...
Ojalá.........................................................